La vida es como montar en bicicleta
“La vida es como montar en bicicleta, para mantener el equilibro hay que seguir pedaleando”.
Albert Einstein con esta frase nos deja una profunda reflexión acerca de lo que realmente es la vida y cómo debemos asumirla.
A pesar que la frase se centra sólo en seguir pedaleando para mantener el equilibrio, comparar la vida con la bicicleta va mucho más allá de esto.
De alguna forma lo puedo asegurar porque soy una persona que dedica horas a la semana en montar bicicleta con el fin de hacer cicloturismo. En esta práctica, he descubierto que existen muchos puntos más por los cuales asemejar la vida con montar bicicleta.
La acción
El primer punto, que ya Albert Einstein no los menciona en su frase, es que debemos pedalear para poder mantener el equilibrio. Pedalear, en relación con la vida, significa moverse, avanzar, dar un paso más, actuar.
La acción es la que nos permite continuar evolucionando en la vida. La acción es la que nos lleva al siguiente nivel. Cuando vas en bicicleta y te concentras únicamente en pedalear una vez más, al cabo de un tiempo observas que alcanzaste la meta.
Ir a nuestro ritmo
Otra analogía entre la vida y la bicicleta es aprender a ir a nuestro ritmo. Cada uno de nosotros contamos con capacidades diferentes. Estas capacidades nos permiten avanzar a una velocidad determinada. Ir a nuestro ritmo significa encontrar esa velocidad que es correspondiente con nuestras capacidades.
No más lento, no más rápido
En mis aventuras con la bicicleta, descubrí que si lograba encontrar el ritmo de avance correcto, no más lento, no más rápido, podía desplazarme más kilómetros. Para esto era necesario que no me comparara con nadie. Aprendí que si iba más rápido o más lento que otra persona, no debía preocuparme ni por mi ni por la otra persona. Cada uno tiene su ritmo.
Eso me liberó de angustias. Comparándolo con la vida, me di cuenta que era lo mismo. Es necesario en nuestras vidas encontrar nuestro ritmo para poder avanzar y llegar lejos. Tratar de imitar el ritmo de otro nos puede causar frustración
Redirigir nuestros pensamientos
Algo que ocurre cuando montamos bicicleta es el agotamiento mental. Para evitar esto, es necesario redirigir nuestros pensamientos de forma voluntaria hacia algo que nos motive a seguir, o que por lo menos, nos distraiga de no pensar en cosas que nos roben las razones para continuar.
Cuando llevamos horas rodando y la colina se empina, nuestra energía comienza a descender. Este descenso hace que nuestra mente comience a generar pensamientos negativos. Experimenté en diferentes ocasiones, que en esos momentos surgían pensamientos de tragedias, conflictos, problemas personales, miedos del pasado, entre otros.
Distraer la mente
Esos pensamientos comenzaban a complicar el recorrido. Para poder conseguir librarme de eso, aprendí a dirigir mis pensamientos de forma voluntaria a temas que fuesen positivos. De alguna manera, era la forma de distraer la mente concentrándome en algo que estuviese en la vía y me sacase de ese estado mental. Algunas veces aprovechaba para observar los animalitos que se veían en el borde de la carretera, tales como bachacos u hormigas grandes. Este tipo de ejercicio me llevaba a calmar la mente y continuar manteniendo mi ritmo.
Disminución de la energía vital
En la vida ocurre algo parecido. Cuando nos encontramos en situaciones difíciles, nuestra energía vital disminuye. Esto produce que nosotros caigamos en la zona oscura y nos conectemos con pensamientos que se encuentran en esa frecuencia. Una técnica para salir de esa zona oscura es con la alquimia del pensamiento. Esto consiste en desarrollar la capacidad de redirigir el pensamiento de forma voluntaria y sostenida hacia nuevos pensamientos que nos permitan subir la energía vital.
Desarrollar capacidades
Otra analogía que encontré fue darme cuenta que la colina, en la bicicleta, es la que me permite desarrollar la capacidad muscular y mental. La única forma de poder mejorar mis capacidades físicas y mentales al momento de enfrentarme a una colina, era precisamente, enfrentándome a la colina.
Los problemas son oportunidades
En la vida la colina representa las situaciones difíciles de la vida. Cada situación difícil en la vida lo que me da es la oportunidad de desarrollar virtudes internas y externas que me permitan superar dicha situación difícil. Esta es la razón por la que escuchamos frecuentemente frases como: “En todas crisis hay oportunidades”.
Los problemas son nuestros aliados
Las oportunidades que se presentan son de aprendizaje. Al aprender algo crecemos y somos más capaces. Esa es la razón por la que el ciclista se enfrenta a la colina, para desarrollar mayor capacidad. Cuando aprendemos a mirar los problemas como uno colina, nos damos cuenta que son nuestro aliado, son nuestra oportunidad de entrenamiento.
Los regalos de la vida
Montar bicicleta también me ha enseñado que no sólo existen subidas, también están los planos y las bajadas. Las subidas mejoran mis capacidades. Los planos y las bajadas me permiten avanzar sin requerir tanto esfuerzo. Se convierten en los regalos que la vida nos da.
Una vez que se alcanza un puerto de montaña se disfruta del placer de haberlo logrado. Se observa las virtudes que fueron necesarias desarrollar para alcanzar es puerto de montaña y se goza de la maravillosa vista que nos proporciona el paisaje.
Enfrentar nuestros miedos
En la vida ocurre algo parecido, una vez nos enfrentamos a nuestros miedos y aprendemos a asumir nuestros sentimientos comenzamos a disfrutar de las experiencias que el padre coloca a nuestra disposición. Nos damos cuenta que realmente la vida lo que nos da es una maravillosa oportunidad de crecer, y que toda adversidad, por muy difícil que sea, lo que busca es permitirnos ser cada día mejores personas.
Definitivamente Albert Einstien tenía razón cuando dijo: La vida es como montar en bicicleta